Peter Weiss acudió como testigo a los juicios de Auschwitz que se realizaron a funcionarios y políticos de este campo de concentración y exterminio.

Obviamente él no desea reproducir el tribunal porque la realidad siempre supera la ficción; él desea hacer un teatro-documento, posiblemente esta es una obra pionera en este género, para hacer un alegato contra el nazismo. Una obra en la que hay un extracto de todas las confrontaciones entre los acusados y los testigos, con toda su fuerza emocional y con la fuerza que tiene la capacidad de abstracción del teatro: convertir una pequeña parte de un hecho en un ejemplo amplio de nuestro mundo.

De este terrible y minucioso relato del horror que se vivió, nadie sale inmune. El ejemplo de lo que es capaz de hacer la humanidad produce una tristeza tremenda. Y el ejemplo de lo que hacen con la humanidad los intereses económicos es aún más impactante.

Carme Portaceli