Noli me tangere (no em toquis)

Tras un tiempo marcado por la sensación de incertidumbre, excepcionalidad y disrupción; de suspensión de derechos, muerte y enfermedad, el Lliure no quisiera empezar esta temporada como si nada hubiera ocurrido. Conscientes de la vertiente de ritual colectivo y simbólico que tiene este oficio, la obertura de esta temporada se centra en llevar a escena una especie de misa laica.

Aprovechamos también la planta basilical de la Sala Fabià Puigserver y recuperamos el sentido laico y cívico de este tipo de construcción, que a la época romana era de reunión ciudadana. Celebraremos en ella una liturgia para reivindicar el teatro como un acto cultural y especialmente artístico tan importante como cualquier acto en otros espacios de culto religioso. Será su oficiante Niño de Elche, un cantaor que reivindica sus profundas raíces flamencas desde la más absoluta heterodoxia. Un artista subversivo, transgresor y disidente que siempre busca nuevos retos creativos para experimentar y hacer confluir lenguajes artísticos diferentes.